Fotografía: Redacción Cigdl.
Tras una maratónica sesión legislativa que se extendió más de 24 horas, la Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó este jueves el controvertido plan fiscal y presupuestario promovido por el expresidente Donald Trump. La propuesta, que ha sido calificada por sus detractores como regresiva y socialmente costosa, avanzó con una mínima mayoría de 215 votos a favor frente a 214 en contra.
Apodado por Trump como “El gran y hermoso proyecto de ley”, el paquete legislativo incluye profundas rebajas fiscales y un endurecimiento de la política migratoria, además de un nuevo impuesto del 3.5% sobre las remesas enviadas al extranjero, medida que ya generó tensiones diplomáticas con México.
Con todos los demócratas votando en contra y dos republicanos rompiendo filas, la aprobación en la Cámara estuvo lejos de ser una muestra de unidad. De hecho, fue el resultado de una delicada negociación interna entre el ala conservadora del Partido Republicano y sus miembros más moderados, quienes expresaron preocupación por el posible impacto social de los recortes propuestos.
Según estimaciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, la ley añadiría cerca de 3 billones de dólares a la deuda nacional en la próxima década. Para compensar ese aumento, se plantea una reducción superior al billón de dólares en programas sociales como Medicaid, Medicare y la asistencia alimentaria, lo que podría dejar sin cobertura a millones de personas de bajos ingresos.
“No estamos castigando a los trabajadores estadounidenses, estamos protegiéndolos”, insistió Trump tras la votación, señalando que los recortes se centran en eliminar beneficios para “inmigrantes ilegales”.
Sin embargo, voces dentro y fuera del Congreso advierten que el plan fiscal tendrá un impacto profundo en comunidades vulnerables y representa un giro drástico frente a las políticas sociales implementadas en años recientes.
El proyecto también elimina incentivos a las energías limpias y propone nuevos impuestos a universidades, lo cual ha generado críticas en sectores académicos y medioambientales.
Mientras el plan avanza ahora al Senado, donde los republicanos tienen mayoría, se anticipa una negociación difícil. El liderazgo republicano espera aprobar la legislación antes del 4 de julio, una fecha simbólica que Trump ha elegido para celebrar lo que considera un hito de su agenda política.
Por su parte, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, condenó el impuesto a las remesas como una “medida injusta y discriminatoria”, advirtiendo que afectará directamente a millones de migrantes que sostienen con su trabajo a familias enteras fuera de Estados Unidos.
En las próximas semanas, el Senado tendrá la última palabra sobre una ley que podría redefinir las prioridades fiscales, sociales y migratorias del país
