Washington estrena estatuto antiterrorista en México y sacude la política nacional

Washington estrena estatuto antiterrorista en México y sacude la política nacional

Fotografía: Redacción CIgdl.

Washington sacudió este viernes el tablero político de México al desplegar un recurso jurídico que hasta ahora parecía reservado para escenarios lejanos de guerra o terrorismo internacional. La diputada federal de Morena y ex alcaldesa de Rosarito, Hilda Araceli Brown, fue señalada como colaboradora del Cártel de Sinaloa bajo un estatuto antiterrorista, una figura legal que rara vez se activa en América Latina.

La decisión, respaldada por los titulares de Estado, Justicia y Tesoro —Marco Rubio, Pam Bondi y Scott Bessent—, no solo golpea directamente a Brown, sino que abre un abanico de consecuencias que alcanzan a todo aquel que intente hacer negocios con ella. En automático, su nombre ingresó a la lista negra de la OFAC, lo que equivale a un bloqueo económico global.

Aunque el expediente apunta a la diputada, el trasfondo es mucho más amplio: Washington eleva a rango de amenaza global las operaciones del Cártel de Sinaloa, al mismo nivel que organizaciones como Al-Qaeda. Con ello, envía un mensaje político a México en un terreno especialmente delicado: la fragilidad institucional frente al crimen organizado.

La pregunta inmediata que postura asumirá el gobierno mexicano. ¿Respaldará a su legisladora en nombre de la soberanía o permitirá que Washington dicte, de facto, las reglas del juego?
El dilema se amplifica en el sector financiero: bancos, empresas y hasta aliados políticos deberán decidir si se arriesgan a mantener vínculos con la diputada, sabiendo que Estados Unidos puede cerrarle la puerta al sistema financiero internacional.

Lo que parecía un caso aislado se perfila como un precedente histórico. Nunca antes un funcionario mexicano en activo había sido alcanzado por una medida de este calibre. Y si la estrategia se repite en otros casos, podría redefinir la cooperación binacional en materia de seguridad, comercio y diplomacia.

Por ahora, la política mexicana se enfrenta a un terremoto inesperado: el que desató Washington al tratar a una diputada federal como si fuera una amenaza terrorista.

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