Fotografía: Redacción CIgdl.
En un giro que sacude el tablero del comercio internacional, México alzó la voz con un gesto poco habitual: impondrá aranceles de hasta 50% a más de 1,400 productos importados, en su mayoría provenientes de China. La medida, incluida en el Paquete Económico 2026, no solo busca proteger industrias clave, sino también enviar un mensaje directo a Washington.
Con el respaldo legislativo del partido gobernante, el plan —liderado por el secretario Marcelo Ebrard— se enfoca en sectores sensibles como automóviles, textiles y electrónica. La presidenta Claudia Sheinbaum lo calificó como una movida estratégica dentro del llamado “Plan México”, diseñado para fortalecer la industria nacional frente a prácticas desleales y tensiones comerciales.
La respuesta, aunque dirigida a China, tiene ecos en Estados Unidos, donde los recientes aranceles de Trump a productos mexicanos generaron fricción. Expertos lo leen como una jugada táctica: México se posiciona como actor firme antes de la revisión del T-MEC.
Pero no todos celebran. Distribuidores de autos alertan sobre precios más altos y empleos en riesgo. El mensaje, sin embargo, es claro: México ya no solo reacciona, también juega.
