Fotografía: Redacción CIgdl.
La promesa de conectar a miles de habitantes del sur del Área Metropolitana con el Tren Ligero sigue empantanada en conflictos que exhiben la fragilidad de la planeación pública. En Villas de la Hacienda, la construcción del paso deprimido en la estación Concepción del Valle se convirtió en el epicentro de un choque entre vecinos, autoridades estatales y la empresa Ferromex.
Los residentes, hartos de inundaciones recurrentes, bloquearon los trabajos y exigen garantías de que la infraestructura no agravará los problemas que ya padecen. “No queremos un tren que llegue flotando cada temporal”, ironizan algunos colonos, quienes advierten que no permitirán el avance de la obra hasta que se atiendan sus demandas.
Desde el gobierno estatal, el secretario de Infraestructura, David Zamora Bueno, trasladó la responsabilidad hacia Ferromex, a la que acusa de retrasar con trámites y negativas el cumplimiento de su parte en el proyecto. Sin embargo, al minimizar las quejas vecinales y asegurar que “las vías de la Línea 4 no se inundan”, el funcionario encendió aún más la molestia ciudadana.
Lo cierto es que el fraccionamiento arrastra desde su origen fallas de urbanización y, como reconoció el propio Zamora, la zona ha sufrido inundaciones históricas. El problema es que esas carencias ahora se cruzan con una obra de gran envergadura que pretende inaugurarse en tiempo récord, aun sin resolver los riesgos para la comunidad.
La disputa pone en evidencia una cadena de omisiones: la falta de coordinación con la empresa ferroviaria, la ausencia de medidas preventivas y un proyecto que, bajo la bandera de la modernidad, parece avanzar a costa de la confianza de los habitantes.
Si las partes no llegan a un acuerdo, la Línea 4 podría nacer con retrasos y con una herida difícil de cerrar: la percepción de que el tren ligero fue planeado de espaldas a la gente que más lo necesita.
