Fotografía: Redacción Cigdl.
La ambigüedad y la falta de claridad marcan la postura de Morena Jalisco ante las declaraciones polémicas de su consejera, Érika Pérez García, en un escenario de creciente tensión diplomática entre México y Estados Unidos. Aunque la dirigente estatal del partido expresó su apoyo a la consejera y afirmó que buscarán apoyarla, evitó confrontar directamente la naturaleza del mensaje y si este refleja o no la posición oficial del partido morenista.
Este silencio estratégico evidencia una preocupante falta de liderazgo y una evidente resistencia a asumir responsabilidades claras ante una polémica que trasciende lo interno. La respuesta de Pérez García, limitándose a respaldar a la militante y a resguardar la “institucionalidad”, parece más un intento de evitar la responsabilidad que una posición definida sobre una conducta que, desde todo análisis, puede interpretarse como una intromisión indebida en temas de política exterior.
¿Es aceptable que una figura partidista sin cargo diplomático active un discurso crítico contra decisiones del gobierno estadounidense, especialmente en un momento donde las relaciones entre ambos países are delicadas por la crisis migratoria? La ausencia de una postura firme por parte de Morena Jalisco genera una peligrosa ambigüedad que solo alimenta la confusión pública y debilita la autoridad del Gobierno federal en asuntos diplomáticos.
Al no deslindar claramente si el mensaje de la consejera refleja una postura del partido o es una opinión personal, Morena opta por el camino de la indefinición, en un contexto donde la diplomacia y la prudencia deberían prevalecer sobre la confrontación y el activismo extremista. La falta de una posición transparente no solo pone en entredicho la coherencia del discurso oficial, sino que también pone en entredicho la seriedad con la que el partido enfrenta temas de política exterior, al tiempo que ejerce un riesgo innecesario para las relaciones internacionales de México.
