Fotografia: Redacción CIgdl.
La Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara se iluminó el pasado sábado por la noche con la magia de la música ranchera, al recibir al icónico Alejandro Fernández en su gira “De Rey a Rey”, un homenaje vibrante a su padre, Vicente Fernández. El recinto, casi lleno, se convirtió en un santuario de emociones donde la tradición musical mexicana resonó con fuerza.
Desde primeras horas de la tarde, los fanáticos comenzaron a congregarse, generando un ambiente festivo que se vio alterado por el caos del partido de Chivas contra Cruz Azul, que se disputaba simultáneamente en el Estado de Jalisco. Sin embargo, la nostalgia y el fervor por el legado de Vicente Fernández unieron a los asistentes, ansiosos por vivir una experiencia única.
Cuando las luces del escenario se apagaron, los gritos de emoción reverberaron en la plaza. Alejandro, vestido con un elegante traje de charro negro con detalles dorados, abrió el espectáculo con “No me sé rajar”, un homenaje íntimo a su padre que desató una ovación ensordecedora. A partir de ahí, el concierto se transformó en un viaje musical que incluyó clásicos como “Mátalas”, “Me dediqué a perderte”, “Estos celos” y “A mi manera”.
Uno de los momentos más conmovedores de la noche ocurrió cuando Alejandro interpretó “El Rey” y “Volver, volver”, evocando la memoria de Vicente Fernández. En primera fila, doña Cuquita, madre del intérprete, observaba con orgullo, rodeada por otros miembros de la familia Fernández que celebraban cada nota con fervor. Camila, Emiliano y Alex Fernández fueron testigos de esta emotiva velada que honraba sus raíces.
El escenario, diseñado en forma de cruz, ofreció una vista panorámica que permitió a los asistentes disfrutar de la actuación de más de 20 músicos que acompañaban a Alejandro en este homenaje. El público, entregado y apasionado, no dejó de corear las letras, mientras el cantante interactuaba con ellos, manifestando su amor por Guadalajara: “Guadalajara es mi casa, aquí está mi familia, y ustedes son parte de ella”, expresó entre aplausos y vítores.
Sin embargo, no todo fue un camino de rosas. En medio de su presentación, Alejandro se dirigió a la audiencia para aclarar un malentendido respecto a su setlist. “Lo que tenemos es un conflicto porque aparentemente cuando hacemos el concierto ‘De Rey a Rey’, la gente piensa que solo cantaremos canciones de mi papá. Pero también tengo que incluir mis propias canciones”, dijo con humor y determinación. “¿Este show les pareció perfecto? ¡Guadalajara manda!”, exclamó, reafirmando su compromiso con la música ranchera.
Con un repertorio que abarcó 33 canciones, Alejandro Fernández se despidió tras más de dos horas de espectáculo, cerrando la noche con “Como quien pierde una estrella”. Los asistentes salieron con el corazón pleno y el orgullo mexicano en alto, recordando que la música ranchera, como el legado de Vicente Fernández, sigue viva en cada acorde y en cada emoción compartida.
