¡Vote por su juez de confianza! (Aunque ya esté elegido)

¡Vote por su juez de confianza! (Aunque ya esté elegido)

Fotografia: Redacción Cigdl.

• Votar sin decidir: el nuevo rostro del autoritarismo electoral

El 1 de junio no se elegirá justicia, se legitimará su captura. A pesar de los discursos oficiales sobre democratización del Poder Judicial, la elección judicial que tendrá lugar este domingo es, en palabras de un empleado de la Fiscalía capitalina, “A los empleados de las fiscalías nos va a convenir la elección judicial porque trabajaremos por los intereses del gobierno, pero a la ciudadanía, los va a perjudicar”.
La frase, demoledora por su sinceridad, revela el corazón del problema: más que un avance democrático, esta elección es una operación política de control institucional.


El Observatorio Electoral Judicial, en colaboración con el Programa de Justicia, ha documentado la inequidad estructural del proceso: 201 candidaturas sin posibilidad real de triunfo, 133 con la victoria asegurada, y un diseño de boletas que obliga a elegir entre 152 y 221 nombres para apenas entre 23 y 37 cargos. El resultado previsible no es justicia ciudadana, sino confusión, clientelismo y cuotas disfrazadas de paridad.


Como si las irregularidades técnicas no fueran suficientes, se ha documentado que Morena ha activado una estrategia de acarreo con “cerebro” digital, una plataforma electrónica que concentra información detallada de ciudadanos para organizar su movilización el día de la elección. A través de esta herramienta, se distribuyen “acordeones” preestablecidos con listas de candidatos afines al partido, garantizando que el voto siga una línea definida. Esto elimina cualquier margen de decisión autónoma por parte del votante y consolida la operación corporativa del sufragio, ahora bajo una envoltura tecnológica.


Esto no ocurre en un vacío. A la crisis electoral se suma la persistencia de la violencia estructural. El asesinato reciente de dos colaboradores cercanos a Clara Brugada en la Ciudad de México, perpetrado con precisión criminal, expone el fracaso del discurso oficial sobre pacificación. Según el Programa de Seguridad, la CDMX, junto con Sinaloa, Puebla y Tabasco, enfrenta un deterioro acelerado de la seguridad.
Todo esto ocurre bajo un gobierno que llegó prometiendo regeneración moral, pero que ha terminado replicando —y en algunos casos perfeccionando— las mismas prácticas que tanto criticó. Como señala México Evalúa, Morena ha caído en la corrupción, la arbitrariedad y el clientelismo, igual que sus predecesores: “Así como el PAN, nacido como alternativa al PRI, terminó cayendo en las mismas tentaciones, Morena está en ese mismo camino.”


El problema no es solo técnico ni presupuestal —aunque el recorte del 52% al financiamiento del proceso también es escandaloso—; el problema es de fondo: la justicia está siendo utilizada como una extensión del poder. Y cuando eso ocurre, ya no sirve para proteger a los ciudadanos, sino para blindar al régimen.
El domingo se celebrará una elección. Pero no para elegir justicia. Sino para vestir de democracia lo que, en el fondo, no es más que una nueva forma de control.
@JErnestoMadrid
jeemadrid@gmail.com

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