Con motivo del Día Internacional del Libro el 23 de abril, la ciudad se suma por segundo año consecutivo a una iniciativa que busca rescatar, valorar y promover la cultura del libro de ocasión. El andador Rambla Cataluña, situado en la antigua calle de Escorza, se convirtió en un escenario de encuentro para alrededor de 30 expertos y amantes de los libros usados, quienes ofrecieron una diversa exhibición que abarca desde literatura infantil hasta títulos exclusivos y obras prohibidas.
Antonio Mendoza Tabares, reconocido librero de ocasión, destacó que ser parte de este sector implica mucho más que vender libros: requiere un profundo conocimiento literario, cultura general, trato personalizado y un acervo bibliográfico variado. “El libro usado no solo entretiene, también cuenta historias, es un medio para aprender, investigar y coleccionar”, afirmó.
El evento, que contó con la participación de cinco editoriales independientes, tuvo como finalidad fortalecer la relación entre la comunidad y el mundo de los libros, fomentando la lectura y el conocimiento. Mendoza Tabares enfatizó que la lectura no tiene por qué ser aburrida: “Para quienes nos dedicamos a esto, el mundo del libro puede ser entretenido y divertido. Tenemos desde libros de colección, primeras ediciones, obras autografiadas, hasta novelas, libros especializados y literatura infantil”.
En un mundo donde las plataformas digitales dominan la experiencia lectora, las expertas Guadalupe Martínez y Guadalupe Téllez insistieron en la magia del papel: “El papel tiene su encanto, no molesta la vista y se disfruta en un café o bajo la sombra de un árbol”, compartieron.
Además, las librerías de ocasión ofrecen un valor añadido: son espacios donde los lectores pueden encontrar auténticas joyas literarias y recibir asesoría de expertos con amplios conocimientos culturales. Como señala Mendoza Tabares, “los libreros de ocasión somos curadores, organizamos nuestros libros por géneros y especialidades, y podemos orientar a quienes buscan algo especial, algo que no encuentran en las librerías convencionales”.
La tradición de estos libreros no solo alimenta la pasión por la lectura, sino que también es una fuente valiosa para investigadores, académicos y curiosos que requieren libros raros, incunables o descatalogados. La historia de Guadalupe Martínez Téllez y su esposo, quienes desde hace más de tres décadas gestionan una biblioteca con más de 4,500 títulos, refleja el impacto de esta actividad en la preservación cultural.
Guadalajara, ciudad de rica historia y tradición literaria, tiene en sus librerías de libros antiguos un patrimonio cultural que invita tanto a locales como a visitantes a explorar su centro histórico. Esta feria del libro usado, que finalizará el próximo sábado 26, representa una oportunidad para redescubrir la magia de la lectura en su forma más auténtica y accesible.
Antes de desechar sus libros viejos o de recorrer las calles centrales de la ciudad, piense en estos libreros como guardianes de la cultura. Sus tiendas, llenas de historia en papel, son rincones que encienden el interés por la lectura y permiten valorar el valor cultural de cada ejemplar. Un recorrido por las librerías de libros antiguos en el corazón de Guadalajara es, sin duda, una experiencia cultural que ningún amante de la literatura debería perderse.
